lunes, 10 de diciembre de 2007


escuchame entre el ruido - moris.

El hombre tiene miedo de ver la verdad,
de ver que él era algo que no podía definir..
de ver que al fin su sexo pudo ser o no ser
que no era absoluto, que podía ser la flor...

El hombre tiene miedo de su sexo también
y niega a la mujer que lleva dentro de él
¿Qué flor le daré a aquel que vive sin amor?
la flor de mil y un sexos, la flor de un creador...

Cuando él era muy pequeño, él sabia vivir,
todo era pureza, mamá y papá
si después creció, sufrió y lloró
¿dónde estará la flor, dónde está el que se fue?

Un día la farsanta, nuestra gran sociedad...
Le dijo mil mentiras, lo metió en un corral,
le dijo que su sexo él tenía que ocultar,
la flor se marchitó, no pudo ver el sol...

También le dijo como él tenia que pensar,
sentir, vivir, amar y ser un ser normal,
después le regalo, el caos, la maldad
y la publicidad por fin lo convenció...

Te engañaron, ya lo sabes, sino lo sabes también
con la pluma y la palabra; y con silencio también...
aunque bien bien lo sabia, la bendita sociedad
que eras algo más que un sexo y tu cédula de identidad...

Lo miro a mi abuelo, el era muy viril
igual que yo, era hombre o mujer
díganme ustedes, dueños de la moral!!
la voz de ese viejito ¿es de hombre o de mujer?

Escúchame, hermano, entre este ruido actual...
hermano, te lo pido!! ayúdame a seguir
no esperes que te entiendan ¿por qué lo habrían de ser?
son solo maquinitas que no pueden fallar...

Las maquinas fabrican frases para vivir,
y todos repetimos, sin nunca descubrir
que la libertad del hombre no era de metal!!
La máquina triunfó, y el hombre se acabó...

Ustedes dicen macho, varón y que se yo,
me meten en un molde como si fuera un flan
y para recibirme de hombre, no es verdad,
me tengo que pelear, no tengo que llorar...

Hablar de las mujeres como cosa que hay que usar,
tener la pose macha y la voz de arrabal,
pero yo bien los conozco. No me pueden engañar,
tienen mucho miedo que los llamen anormal...

Cuando un niño te sonríe, y él te quiere acariciar,
cuando lloras y estás solo, y no hay nadie a quien llamar,
cuando mueres un instante porque estás con ella al fin,
cuando abrazas a un amigo que lo quieras como a un Dios,

¿Están ciegos, son idiotas?
¿O qué es lo que pasa aquí?
¿O qué es lo que pasa aquí?
¿O qué es lo que pasa aquí?

sábado, 8 de diciembre de 2007

viernes, 7 de diciembre de 2007



Una herida abierta, ruidos en el silencio, la noche opaca la vida, mi vida.

Olor de nunca más volver. Olor de muerte oscura, muerte estúpida.

Como estrellas fugases que cruzan el cielo, sobre mi cabeza: y mis manos en mis orejas.

El ruido se torna atroz.

La tierra me salpica. Los hombres tiemblan.

Oscuridad. Oscuridad. Más y cada vez más penetrando (en) mis ojos, mi cuerpo, cada espacio vacío del aire. Me tiro al suelo (o mejor, me dejo caer). La tierra esta mojada. No es raro. Me acurruco como un bebe. Me estiro. El frío del alma se torna intenso, el frío del viento lo conozco hace meses, ya es costumbre (una mala costumbre).

Me doy vuelta; panza a la tierra (panza de tierra).

ME DOY. Lloro (hacia mucho no experimentaba tal sensación) las lagrimas arden; me mojan y arden. Ese fantasma quiere arrancarme el pecho. Una sombra oscura se acerca a mí y me desprende de algo poderoso.

Lo veo frente a frente. Una imagen que se distorsiona, otra vez ese olor, no me había percatado que había dejado de prestarle atención, pero volví a hacerlo. En este momento nada ni nadie (creo) quiere estar solo.

Veo las estrellas reales, tiemblo cuando pasan las fugases.

Un ruido ensordecedor termina por aislarme de todo. Veo que vuelo y…

miércoles, 5 de diciembre de 2007


NEGRO EN NEGRO
Estuve tomando el té , junto a la Parca
vi la filosa guadaña, también sus marcas.
Le sonreía,no me ignoraba,
tenìa sus motivos, yo la esquivaba

Vi la carroza derrapando en las esquinas
tenía abierta sucursal, allá en Malvinas,
los caballos negros galopaban sudando
cientos de ojos incrédulos, se alejaban volando.

Y vi gargantas sin gritos, que gritaban,
mentes sanas que por engaños enfermaban.
Y vil mil manos aferrándose a la nada.
Vi la luna riendo, a cada tiro de granada.
Y vi un eclipse total de frustraciones.
Y la paloma negra de la paz.
Y sentí murmullos en el silencio.
Y vi la nada
que no era nada.
Y vi la nada
que lo era todo.

de
Horacio Santopietro, veterano de malvinas.